El MIDI siempre da lugar a grandes aventuras, y esta no iba a ser menos. Esta vez la idea era explorar la cara norte en invierno y recorrerla , desde la brecha de los austriacos hasta la brecha de la fourche, las llamadas viras del Embarradere.
Como no, esta idea se le ocurrió a Miguel, amante de las Himalayadas en el pirineo, y el mejor acompañante para una embajada de este calibre.
Salimos tranquilos del parking, con mucho peso y conscientes de la dureza del recorrido. Así que nos lo planteamos por miniobjetivos, hasta Pombie, hasta el col de Suzon y desde aquí hasta la Brecha de Moundelhs que da paso a la cara norte.
Para llegar a él tuvimos que hacer una serie de travesías complicadas y superar bastantes canales que poco a poco nos acercaron al corredor que da acceso a la brecha.
Pudimos tallar una repisa en la que entraba una esterilla. Asegurados nosotros y todo el material a un ancla y un pequeño bloque nos pusimos a hidratarnos y a maquinar como podríamos dormir. Pues de canto. Dormimos poco ó prácticamente nada, pero para mi ha sido una experiencia inolvidable, por el lugar y el ambiente del lugar. El corredor resultó ser una actividad por sí sola. 200 metros con dos resaltes bastante técnicos, una gozada, un regalo para culminar una gran actividad.
Una vez en el collado de la Fourche, y por fin al sol, dimos por concluida la actividad. Decidimos bajar por el corredor de la Fourche de vuelta al refugio de Pombie y desde aquí a casa.
Una gran experiencia, una gran course!!! Pese a ser una actividad dura y de mucho compromiso hacía tiempo que no disfrutaba tanto y que no sentía el gusanillo en el estomago. Solo queda pensar en la siguiente y disfrutar de esta inolvidable actividad!!!
Ya por la mañana continuamos haciendo travesías comprometidas hasta montar un rapel para acceder al corredor final.